sábado, 28 de julio de 2012

Capítulo I

Cuando creí que me estaba hallando, mi universo se difuminó y aún no sé quien soy.
He comenzado este blog, por la necesidad de tener un diálogo conmigo misma. Y lo comparto contigo si en algo pueden ayudarte mis pensamientos. Lo que voy a expresar aquí, no lo he hecho nunca antes a viva voz. Sólo en silencio. Bueno, ahora tampoco será a viva voz. sino a viva letra.
Crecí feliz, sin problemas, rodeada de amor. Sin embargo, siempre fuí una niña reservada, tímida, con mucho diálogo interior. Como se suele decir, con la cabeza llena de pájaros. Vivía en mi propio mundo. Y sí, tenía un mundo. Un mundo sólo mío, que a veces compartía con alguna buena amiga. De esas amigas que se tienen cuando eres niña, que son una parte de ti misma. De esas amigas con las que cuando discutes, te sientes sola y perdida, y lloras, hasta que haces de nuevo las paces. 
Con doce años me fui a vivir a otro país junto a mis padres y hermanas.  Y aunque ahora sé qué aquello tuvo una importante y positiva influencia en mi educación, en aquel momento me resultó difícil adaptarme a las nuevas circunstancias. Creo que nadie se dio cuenta a mi alrededor de esa dificultad, ya que yo seguí estudiando, teniendo amigos, y siendo feliz a mi manera. Pero mi vida transcurría como a la espera, siempre a la espera de las vacaciones, en que viajábamos a casa y me reencontraba con mi verdadero ambiente. Entonces, durante unas semanas, era inmensamente feliz.
Terminé mis estudios en el país extraño y decidí volver a mi casa, e ir a la universidad. Tenía ilusiones, sueños,  tenía mucho que hacer. Mis padres me permitieron volver para que pudiera estudiar, no sin cierto miedo, ya que yo era muy joven y siempre había estado muy protegida.
Y su miedo no era algo infundado, porque aunque yo era "una buena chica", estaba deseando vivir grandes aventuras. Era como un pajarito que de pronto encuentra su jaula abierta y se lanza a volar lleno de júbilo por sentirse libre, fuerte, lleno de vida.
Conocí al hombre de mi vida al poco tiempo de estar estudiando y el hombre de mi vida era un hombre muy poco conveniente para mí. No era malo. Sólo era inmaduro. Bastante mayor que yo y totalmente inmaduro. Como yo tampoco era madura, no me dí cuenta. (Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario