lunes, 6 de agosto de 2012

Capítulo VI

En este momento estoy sola en casa. No sé qué hacer. Tengo la impresión de que nadie me necesita y de que mi tiempo se va, sin servir para nada. Minuto a minuto. Segundo a segundo.
Sin embargo sé que podría hacer muchas cosas. No soy tan vieja como para sentarme en una hamaca a ver pasar el tiempo.
Podría, simplemente, esperar a recibir el dinero justo cada viernes para pasar la semana y cuidar de mi hijo, limpiar la casa, regar las plantas, y poco más. Hay muchas mujeres que lo hacen y son felices.
Pero mi espíritu se revuelve por dentro. Y no puedo conformarme con eso.
Siento en mi interior (quizás sea vanidad por mi parte, pero lo siento) que tengo algo más que hacer aquí. Y es como si estuviera en el lugar equivocado, donde nadie me reconoce. Como si fuera actriz de otra película que no es en la que estoy.
Siento que son otros los que mueven mis hilos.
Estoy convencida de que el Universo es sabio. Puede que me esté dando un tiempo para pensar. Pero es ya demasiado tiempo. Puede que esté esperando una orden mía para comenzar a mostrarme el camino. Este blog y estas líneas son precisamente para que mi mente se aclare y dé la orden que el Universo espera. Lo he experimentado en otras ocasiones y sé que ocurre así. Sé que eso sólo es posible cuando todo tu ser está en armonía y sabiendo claramente lo que quiere. Entonces comienzan a surgir señales, sin parar. Y te ves lanzada a una serie de acontecimientos que son como puertas que se van abriendo a tu paso. Sí, lo he vivido antes. Y puede ser que ahora esté empezando a ocurrir. Pero tengo miedo de que no sea así. A veces dudo. Y a veces me hundo en lo más profundo del pozo y sólo tengo deseos de llorar.

2 comentarios:

  1. La intensidad de tus sentimientos y tu angustia relucen.Tambien invocan tus palabras memorias en mi de muchos años atrás.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, amigo. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar